Estos adoquines la ensanchada embala prevaricando su marcha a hurtadillas sobornando los destellos refulgentes que descubren su aversión malevolente.
Se apresura mientras todos contemplan que de las coplas el vértigo exhala mientras su amor y su prosa acaban en el valle de los finados.
Y cual ermitaño su giro termina amañando para sí las apariencias, porque nunca hubo muertes como ésta: enhebrando pesares, en la conciencia. -Stillzar