Absoluto, Esencia incomparable, Creador de lo que no existe, Divino impensable de Rostro inmirable, Portador del cosmos, Balance del universo y de quien lo habita, y Percutor de mi fe. Eres TU quien se ha compadecido de mí, gracias.
Acatan las auroras sus lugares, y el arcoíris anuncia TU absolutividad, porque ERES y así SERÁS siempre TU. “Lágrimas…” ¡Ay mi Diosito!, te ruego que tomes el incienso para que alcance la merced en un suspiro y que no se espante mí delirio, delega al Instruido.
Esta angustia centinela, me permite estar CONTIGO un ratito más. ¡Oh, mi LUZ Redentora! Quita el abismo que nos separa, que este espacio sea cubierto con los colores que adornan las estaciones, para que sobre ellos podamos caminar hacía TI y alegrarnos en TUS amores. Lleva nuestro espíritu a TUS entrañas, y exhala entre TUS labios, para poder resucitar de TU hálito, por última vez. Amén.