Fui diáfano en tu asa
como niño sin zapato,
te conté mil aventuras
con los besos de mis labios.
Y tú nunca me decías
donde estaba tu novela,
yo mis versos escribía
pero nunca los veías.
Donde fue tu desove
que andaba en mi tapiz,
y en tu hoja de papel
pincelaba cosas por ti.
Que risa la que me daba
cuando te soñaba despierto,
porque todo te contaba
y lo imprimía en tu lienzo.
Los ademanes del corazón
no nos pagan los sufragios,
más si decirte algún cuento
de la libertad del amor.
Stillzar Flames